"Sé que ese azul radiante que lleváis en los ojos
es un cielo pequeño con un oro dormido" Vicente Aleixandre

domingo, 26 de febrero de 2012

CANCIÓN EN VERSO LIBRE Y FATUO PARA RECITAR ALREDEDOR DEL FUEGO
Queríamos ser libres. Primero les quitamos los cordones a los zapatos y caminamos un rato por la hierba fresca, pero estaba mojada. No nos gustó. Era demasiado. Queríamos ser libres. Y probamos a quitarles los botones a los pantalones. Se caían con demasiada franqueza. No nos gustó. Era demasiado. Queríamos ser libres. Tiramos los anillos al río. Los peces se agolpaban cerca de la superficie con un único propósito: capturarlos con su boca. Queríamos ser libres. Trazamos una bonita curvatura ciñendo las obligaciones cotidianas: se doblegaba hacia un lado, como personificada. Algunos se escaparon. Queríamos ser libres. Bebimos vino y los ojos de los más altos, de los que casi rozaban las nubes, brillaban de ansiedad. Queríamos ser libres. Queríamos ser libres. Incautos.

martes, 21 de febrero de 2012

   PARAFRASEANDO A WHITMAN... "EN ESE MOMENTO DE LOCURA Y DICHA…"
    Quizá esté loco, lo sé, pero no había otra manera de conseguirlo: coloqué los cubos uno al lado del otro, muy juntitos, para que cupiesen más, los llené hasta arriba de agua limpia, clara, transparente…, detrás tenía preparado un amplificador de sonido, un chisme infantil, pero que servía para el caso. La primera persona elegida fue un señor con traje, corbata y un aire solemne de estupidez acumulada, un político trasnochado conocido por todos aquí. Lancé el primer cubo, ante tremendo baño de agua inesperada, el hombre se quedó mudo, entonces aproveché su silencio para hablar de la falta de gusto en los políticos actuales, y le pregunté: -¿qué sabe usted de retórica? -,-¿qué sabe usted de retórica? –repetí  mientras le amenazaba con un segundo cubo de agua que parecía querer caer al vacío. El estúpido hombrecillo seguía sin pronunciarse. Me obligará a regalarle otra espléndida ducha si no se pronuncia de una vez- le dije. Balbució…, “¿pero qué demonios…?”, eso, señores, es lo que pudo añadir como retórica clásica. Siguiente: apareció una señora, toda remilgada y contoneándose al ritmo interno de sus caderas. Lancé un cubo, sin piedad. El color negro de sus ojos antes, resbalaba ahora por sus mejillas, como en una película de Almodóvar. -Dígame señora, ¿podría definir la palabra voluptuosidad sin hacer uso de sus pinturas? – grité. No dijo nada. Sin duda, porque nada tenía que decir. El tercer elegido fue simplemente un vecino, de esos que no saben saludar por cortesía, ceder el paso con educación y sonreír. No puedo negar, que, aunque con los sujetos anteriores, me sentía realmente solemne, con este no, simplemente quería mojar a ese engreído y reírme luego ante su sorpresa. Sin embargo, el protocolo del juego consistía en hacer una pregunta, ruego o aclaración. Mientras me miraba con cara de bobo, suplicante en un momento de duda, le dije: séquese y camine como si ya usted no fuese usted, sea amable, sonría, no finja que somos seres anónimos en la inmensidad de la jungla en que vivimos, eso nos hace aún más vulnerables, escuche las noticias buscando quedarse embelesado por las palabras esta vez, y haga el amor con dulzura, suponga durante ese vuelo mágico, que la voluptuosidad sigue existiendo, en el agua, en el amor y en las palabras.
FIN

miércoles, 15 de febrero de 2012

ALOCUCIONES
Sólo porque yo no te lo dije,  no recogiste los últimos soles de agosto.
                                              
Qué desmedido intercambio era ese paseo tuyo por la vida leve.
                                              
Y a duras penas: sorprendido, feroz, febril, raro. La conciencia del tiempo: tú.
                                              
Sublimes tempestades que clamaban a Eolo. Pero Eolo siempre andaba en otras cosas…
                                              
Aleteos interminables de fieras arrogantes. Un vuelo interno que no tiene luz en las entrañas.                                   
                                              
No escuches la lluvia… Su ritmo contundente ensordece las almas desde entonces.

martes, 14 de febrero de 2012

“LO QUE SE DICE EN UN DÍA DE LLUVIA, TRAS PENSAR HASTA LA EXTENUACIÓN  EN EL PASADO, SENTADO CONTIGO MISMO Y MIRANDO LA CALLE- Y CONCLUSIÓN”
¿Siempre tienes que tener la última palabra?  Tienes que escuchar un momento atentamente esto que tengo que decirte. .. ¿Recuerdas aquella vez que te perdiste entre las tumbas del cementerio irlandés? ¿O aquella otra en la que decidiste fotografiar habitaciones mientras yo intentaba desleírme frente a la tumba de Pessoa? ¿O aquella vez en que me presentaste como amiga? ¿Recuerdas el instante justo en el que miraste la comida con decepción? ¿Cuando decidiste no dormir conmigo en aquel hotelucho? ¿Y las veces en las que tus ojos miraron a la mujer que pasaba? ¿Tu decisión de sentarte en otro lugar cuando yo estaba allí? ¿Las admiraciones veladas a toda la humanidad en contraposición- yo? ¿Aquel regalo que nunca llegó, pero que esperé hasta la saciedad? ¿Aquellas palabras tiernas después del amor? ¿Las dudas? ¿La ausencia de promesas? ¿La ausencia de hechos? ¿Las constantes idas y venidas de tus pensamientos?
Tus últimas palabras... Estoy cansada, amor, de amar el hálito de un muerto, pero más que eso, mucho más: estoy cansada de que la argumentación irremediablemente acabe en tesis infalible y que, ni siquiera, te hayas planteado nunca, que quizá, sólo quizá, siempre estuviste equivocado.

lunes, 13 de febrero de 2012

ÚLTIMO DÈJÁ VU…  O  …L’ESPRIT  DE L’ESCALIER
Esto es, amor, la rabia circundante que me inspiras. Contorsionista, a veces, deslicé mis manos por tu odio contra el mundo, pero ya nada intento. Soy lo que soy, te digo, aunque no te baste. Tu alma, ya no la quiero. Tu cuerpo, hace siglos que lo ignoro. Eres el invisible ser, la invisible presencia que sustenta mi demora hacia la alegría, nada más. Ya te lo dije. A cada intento sopesado le devuelvo su agonía. Réstame tú las ganas de sumirlo en abandono, e imprímele la paz de no sentir esas promesas que nunca, antes, de ningún modo, fueron atisbos realizables. ¿Hablabas a los otros de tus miedos? ¿Poblabas su existencia con tu huida? ¿Es que tan lejos estuve entonces, siempre, de ser parada interminable? Y, sin embargo, esto es, amor, la advocación de mi torpeza, aquí, sentada, lúcida y temible porque no sé qué fue de mi esperanza…, me separo de ti y converjo tenue hacia las sombras.

lunes, 6 de febrero de 2012

VUELO INVERSO
   El globo rojo trataba de esquivar aquella multitud sobre la acera. Justo al otro lado, Marta, que lo había dejado escapar, lo miraba embobada, pensando que seguramente no llegaría muy lejos. Un niño lo cogió y quiso quedárselo. Entonces ella tuvo que acercarse y explicarle con mesura que debía soltarlo, que estaba viendo dónde llegaba y así no podría. El niño la miró durante un instante, sonrió,  y lo soltó levantando la vista hacia el cielo. Vieron cómo llegaba a las copas de los árboles, y más allá; vieron cómo llegaba a los balcones, y más allá; vieron cómo llegaba a los tejados, y más allá; vieron cómo coloreaba el cielo, intensamente azul ese día, y más allá; vieron cómo llegaba al sol, y más allá; lo vieron volver hacia abajo en vuelo único y posarse nuevamente sobre la mano de Marta. Ella, en ese momento, que ya cerraba los ojos, anticipándose a la cordura, respiró profundamente y caminó.

domingo, 5 de febrero de 2012

  ¿?¿?¿?¿?   La duda, nuevamente...
Esta estación comedida y humana me devuelve el recuerdo de la vida intransigente. Arropados en sueños irracionales paseamos taciturnos nuestros miedos, incertidumbre , no somos polvo, somos quizá la nada, o eso esperamos, cada amanecer de un día, lo necesitábamos hace tiempo ya: para no caer abismados nuevamente. Con los ojos poblados de desasosiego, enmarcamos la fecha y caminamos, caminamos.. Pero esta certeza dura apenas unas horas, de mentiras, de ruegos y promesas, tal vez, nos decimos: esto era. No sabemos. Y sin embargo abrazamos una meta, la que sea, con tal de no sentir esa caída.