"Sé que ese azul radiante que lleváis en los ojos
es un cielo pequeño con un oro dormido" Vicente Aleixandre

lunes, 31 de diciembre de 2012

 ESTE AÑO QUE ACABA...
   Este año que acaba, puff, este año que acaba… Consciente de la inconsciencia que ha supuesto mi tiempo. Tengo tendencia a olvidar. Y recuerdo menos, en general. Puede que mi mente haya activado un mecanismo de “sálvese quien pueda”, o simplemente sea que me hago mayor. Empiezo por hacer mención de mi poeta recién descubierto, Josep María Rodríguez, que además de la coincidencia  nominalmente sobre amores del pasado, dice “¿cuándo he dejado de importarme?”. Y esto es, ¿cuándo he dejado de importarte?  Intenté escribir dos veces “importarme” y me salió “importarte”. Va a ser que el verso lleva las de ganar… Y bien, me confieso adicta a los sueños. Me confieso adicta a la no realidad. Odio los hospitales y admiro a los especialistas en medicina. La que sea. Pero no me deja tranquila esta tendencia juanramoniana a temer el temor. Se dice: me siento orgullosa (filosofía positiva, slow, siglo XXI), se dice, me enorgullece haberme mantenido íntegra en la decencia de los valores. En estos tiempos que corren. Me enorgullece haberte rozado la mano. Haberte sonreído cuando te sentía triste o desalentado. Ser más fuerte de lo que suponía. Te agradezco las palabras de confianza, las palabras de amor y admiración constantes. Te agradezco haberme querido a diario. Haberme abrazado sin pedirlo. Y haberme amado tan de veras. Siento no haber sabido demostrarte que te correspondo totalmente, siento mi torpeza. Intentaré cambiarlo. Intentaré que cada uno de los momentos que sucedan sean buenos para ti y para mí. Aunque sepamos desde ya.  que a veces alguien apretará más de lo debido el brazo del otro, bueno, ¿y qué? Yo estaré ahí. Estaré ahí. Felices recuerdos, obrigada. Año que comienza…Trebollillo verde. Es impar y eso ya tiene mucho a su favor. Mi deseo para todos los que amo, en presente: que nunca creas, nunca,  que lo que tú anhelas, ansías o deseas con ojos ávidos de ilusión, no es posible. Que nunca, nunca te dejes convencer por el desaliento de los otros. Vale

sábado, 15 de diciembre de 2012

La puerta hacía un ruidillo insoportable. El óxido, la lluvia. Cerré los ojos y aspiré el perfume. Olía como siempre.  ¿Era jazmín?  Puede que azahar.  Pasé al fondo. Crujían los restos de hojas, raíces y tallos bajo mis pies. Cada paso duraba mucho
 Hay algo que no sé si les sucede a los otros, que nunca sabré si les sucede a los otros, que no encuentro el modo de saber si les sucede a los otros.  Hay una calle que mi estómago recuerda. Un jardín que mi estómago recuerda. Y unos niños jugando felices. Otras veces es el calor de una conversación, otras la sensación de protección de un grupo de personas a las que amo. Un calambre fatídico y gustoso recorre mis entrañas. Me place y me bloquea, me inmoviliza hacia la continuidad del instante. Es justo entonces cuando caigo en la cuenta de la levedad que me sostiene. Y me araña largamente no comprender nada, en absoluto, de mí misma en esencia.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Pero de lo que concebiste,
sólo una parte leve, levísima,
deviene en piedras.
Lo demás son blasones de cera
que arremeten  contra lo desconocido.
No tengas miedo.
Pisa la calle adoquinada.