"Sé que ese azul radiante que lleváis en los ojos
es un cielo pequeño con un oro dormido" Vicente Aleixandre

sábado, 15 de diciembre de 2012

La puerta hacía un ruidillo insoportable. El óxido, la lluvia. Cerré los ojos y aspiré el perfume. Olía como siempre.  ¿Era jazmín?  Puede que azahar.  Pasé al fondo. Crujían los restos de hojas, raíces y tallos bajo mis pies. Cada paso duraba mucho
 Hay algo que no sé si les sucede a los otros, que nunca sabré si les sucede a los otros, que no encuentro el modo de saber si les sucede a los otros.  Hay una calle que mi estómago recuerda. Un jardín que mi estómago recuerda. Y unos niños jugando felices. Otras veces es el calor de una conversación, otras la sensación de protección de un grupo de personas a las que amo. Un calambre fatídico y gustoso recorre mis entrañas. Me place y me bloquea, me inmoviliza hacia la continuidad del instante. Es justo entonces cuando caigo en la cuenta de la levedad que me sostiene. Y me araña largamente no comprender nada, en absoluto, de mí misma en esencia.

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