La inutilidad de los suspensivos…
Después del amor: la nada. Así que debimos demorarnos un tanto para no sentir el dolor. Si este vacío era la espera, tuvimos suerte de hallar el correlato del sentimiento abrupto en la fugacidad de la pasión.
Después de la nada: ni siquiera el recuerdo. ¿Sabíamos que todo se calcinaría con el desdén? Ahora lo sabemos. Pero no quisiéramos darnos por enterados. El tiempo está en deuda con nosotros; sin embargo, no tiene remordimientos. No se personifica, qué inalterable y procaz.
La verdad, no estoy muy de acuerdo con tu apreciación....
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