"Sé que ese azul radiante que lleváis en los ojos
es un cielo pequeño con un oro dormido" Vicente Aleixandre

domingo, 8 de enero de 2012

   LO QUE SUCEDIÓ ENTONCES…


   Abrió la puerta muy despacio y contuvo la respiración. Al otro lado se veía una luz cálida. Cerró al entrar. Se quitó lentamente la ropa, sin hacer ruido, y caminó hasta el borde de la cama. Acarició con suavidad las mantas, por esa parte donde debían notarse los pies… Los notó. Temió haberle despertado, pero la respiración seguía regular, profunda. Entonces lo hizo. Separó las sábanas y se adentró en los sueños del otro. Le rozó la piel con la suya. Se embriagó de su olor, tan conocido. Colocó su cuerpo como si el otro fuese una mueca perfecta que tuviese que encajar con la suya. Y poco a poco fue aproximándose a su calor. Ya no sabía cuál de los dos era el despierto. Con delicada perseverancia, (cuántas veces lo había imaginado), recorrió con la punta de la lengua la espalda del dormido. Escribió “lo siento”, escribió  “I yearn to you”, escribió su nombre. Él, atolondrado por las caricias inesperadas, giró lentamente. Le buscó los labios con los dedos y repasó su boca, como si sólo el tacto pudiese descubrirle quién le estaba redimiendo ahora de su tránsito erróneo por el mundo. Tal vez, por un instante, pensó lo equivocado de aquello que no debía permitirse, luego abandonó su conciencia a la tremenda certeza de que el cuerpo amado, tomado así,  nunca podría ser un despropósito. Acercó su boca a la de ella, y como si con su aliento quisiera confirmar el perdón por la demora, le mordió los labios, le besó la lengua y repasó su cuerpo con ternura, con una rabia aniñada por la culpabilidad de ser libres. Lo que sucedió entonces lo entendemos todos: la vida que se mide en largas oquedades tortuosas y perennes, en probabilidades desprovistas de toda sinceridad, debiera medirse así…, en instantes dudosamente irrepetibles y álgidos.

9 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con la afirmación del final. Me encantaría volver a sentir como se eriza la piel. Sensual, un beso fuerte.
    Mundoyás

    ResponderEliminar
  2. Coincido con ambos, después de todo "La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin respiración".

    Me gusta ese velo de sensualidad que decora tu historia de esta semana.

    ResponderEliminar
  3. Sensualidad en estado puro en cada coma y punto de tu relato. Describes el momento sin caer en lo burdo y eso me gusta. Un buen relato lleno de dulzura, amor y sexo.

    Besines de todos los colores y abrazos de todos los colores.

    ResponderEliminar
  4. Sentidos y sentimientos buscan, de la mano de silencios y pensamientos, respuestas que no necesitan preguntas.
    Bella melodía al tacto tocan tus palabras.

    Un abrazo 6s

    ResponderEliminar
  5. No se me hubiera ocurrido un despertar más tierno y pasional que éste. Parece increíble que de ese tipo de frase haya salido un texto así. Me gusta porque se sale de lo que hubiera sido un poco la lógica.

    ¡Puf! No sé si se entiende lo que quiero decir. Sea como sea me ha gustado ese recorrido por el cuerpo del otro.

    Besotes.

    ResponderEliminar
  6. Me hiciste recordar... no exactamente lo que sucede en la historia, pero sí momentos así: instantes dudosamente irrepetibles. ¡Excelente!

    ResponderEliminar
  7. Los momentos más breves e intensos son los que hacen que las personas sigan amando...
    Gracias amiga por tus palabras. Maravilloso!

    ResponderEliminar
  8. Breve, intenso, apasionado, dulce... Tu relato de esta semana lo tiene todo, ¿eh? Genial :)

    Besos!!

    ResponderEliminar
  9. Imprimes en el texto no sólo la palabras adecuadas, sino también, las imágenes escritas que, por lo que veo, a todos se nos ha reproducido tras los ojos. Un relato con sensualidad que no se lee, con sexo que no se advierte, y con una reflexión final que acaba por bordar el tejido de esas sábanas que les envuelve.
    Muy, muy bueno.
    Me quito el manto de pelo ante ti. :)
    Un beso.

    Hell.

    ResponderEliminar