"Sé que ese azul radiante que lleváis en los ojos
es un cielo pequeño con un oro dormido" Vicente Aleixandre

martes, 21 de febrero de 2012

   PARAFRASEANDO A WHITMAN... "EN ESE MOMENTO DE LOCURA Y DICHA…"
    Quizá esté loco, lo sé, pero no había otra manera de conseguirlo: coloqué los cubos uno al lado del otro, muy juntitos, para que cupiesen más, los llené hasta arriba de agua limpia, clara, transparente…, detrás tenía preparado un amplificador de sonido, un chisme infantil, pero que servía para el caso. La primera persona elegida fue un señor con traje, corbata y un aire solemne de estupidez acumulada, un político trasnochado conocido por todos aquí. Lancé el primer cubo, ante tremendo baño de agua inesperada, el hombre se quedó mudo, entonces aproveché su silencio para hablar de la falta de gusto en los políticos actuales, y le pregunté: -¿qué sabe usted de retórica? -,-¿qué sabe usted de retórica? –repetí  mientras le amenazaba con un segundo cubo de agua que parecía querer caer al vacío. El estúpido hombrecillo seguía sin pronunciarse. Me obligará a regalarle otra espléndida ducha si no se pronuncia de una vez- le dije. Balbució…, “¿pero qué demonios…?”, eso, señores, es lo que pudo añadir como retórica clásica. Siguiente: apareció una señora, toda remilgada y contoneándose al ritmo interno de sus caderas. Lancé un cubo, sin piedad. El color negro de sus ojos antes, resbalaba ahora por sus mejillas, como en una película de Almodóvar. -Dígame señora, ¿podría definir la palabra voluptuosidad sin hacer uso de sus pinturas? – grité. No dijo nada. Sin duda, porque nada tenía que decir. El tercer elegido fue simplemente un vecino, de esos que no saben saludar por cortesía, ceder el paso con educación y sonreír. No puedo negar, que, aunque con los sujetos anteriores, me sentía realmente solemne, con este no, simplemente quería mojar a ese engreído y reírme luego ante su sorpresa. Sin embargo, el protocolo del juego consistía en hacer una pregunta, ruego o aclaración. Mientras me miraba con cara de bobo, suplicante en un momento de duda, le dije: séquese y camine como si ya usted no fuese usted, sea amable, sonría, no finja que somos seres anónimos en la inmensidad de la jungla en que vivimos, eso nos hace aún más vulnerables, escuche las noticias buscando quedarse embelesado por las palabras esta vez, y haga el amor con dulzura, suponga durante ese vuelo mágico, que la voluptuosidad sigue existiendo, en el agua, en el amor y en las palabras.
FIN

4 comentarios:

  1. Más de uno merecería este tipo de tirón de orejas je, je. Me ha gustado esa pequeña venganza de tu personaje.

    Besotes.

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  2. Jeje, sí. Y de hecho creo que algo así me falta a mí... aunque no se exactamente si quiero ser el de la cubeta con agua o el que la recibe...

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  3. Creo que no nos libramos ninguno de este tirón de orejas. En algún momento seguro que lo merecimos.

    Muy curioso. Pensé por un momento que iba a electrocutar a alguien.

    Un abrazo

    www.utopiadesueños.com.es

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  4. Lo tenían merecido, no podían vivir escondidos en sus mundos irreales creado por ellos. Porque el mundo real existe, y merece la pena.
    La calidad de tus textos permanece inalterable, son el vuelo mágico de una cometa libre.

    Un abrazo de seis segundos.

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