El globo rojo trataba de esquivar aquella multitud sobre la acera. Justo al otro lado, Marta, que lo había dejado escapar, lo miraba embobada, pensando que seguramente no llegaría muy lejos. Un niño lo cogió y quiso quedárselo. Entonces ella tuvo que acercarse y explicarle con mesura que debía soltarlo, que estaba viendo dónde llegaba y así no podría. El niño la miró durante un instante, sonrió, y lo soltó levantando la vista hacia el cielo. Vieron cómo llegaba a las copas de los árboles, y más allá; vieron cómo llegaba a los balcones, y más allá; vieron cómo llegaba a los tejados, y más allá; vieron cómo coloreaba el cielo, intensamente azul ese día, y más allá; vieron cómo llegaba al sol, y más allá; lo vieron volver hacia abajo en vuelo único y posarse nuevamente sobre la mano de Marta. Ella, en ese momento, que ya cerraba los ojos, anticipándose a la cordura, respiró profundamente y caminó.
¡Qué bonita la complicidad de esos dos niños! Me gusta mucho que el globo haya regresado a las manos de Marta, ésas mismas que le brindaron la libertad por unos instantes.
ResponderEliminarBesotes.
Dicen que todo lo que sube baja y que todo lo que va, vuelve... Besos.
ResponderEliminarCon que delicadeza van las palabras transformándose en miradas, en brisa que se desliza por el silencio que contiene el vuelo, su belleza, trazando un camino de ensueño.
ResponderEliminarUn beso
A eso jugaba yo de pequeña, solo que mis globos tampoco volvían, muy bonita tu historia
ResponderEliminarbessos
Lo que dejas libre y vuelve a ti siempre te ha pertenecido
ResponderEliminarSencillo pero tierno. Comparto los comentarios de arriba diciendo que también jugaba a ver a donde llegaba. Tenía la idea de que llegaban a la luna. Me ha gustado tu historia.
ResponderEliminarLuchando contra todo pronóstico, incluso con la ley de la gravedad para volver a las manos que le habían dado la libertad.
ResponderEliminarUn saludo!
Al final nuestro globo aventurero regresó a su hogar.
Eliminar;)
Por un momento he creído que todo estaba en su imaginación...
ResponderEliminarMe ha parecido una historia preciosa, con una redacción suave que te mete de lleno en el experimento de Marta. Me ha parecido genial que vuelva... Mis globos siempre se marchaban, pero curiosamente llegaban al sol y nunca explotaban. Lo cierto es que jamás vi caer un globo desinflado...
ResponderEliminarUn beso!
Me parece curioso el comentario de María Sur, porque es justamente lo que yo iba a comentar, palabra por palabra. Qué curioso...
ResponderEliminarMuy tierno. Sin duda la inocencia de los niños.
ResponderEliminarUn abrazo
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Este relato respira magia en cada palabra. Me encanta que el globo vuelva después de hacer su particular viaje. A todos de niños nos hubiera encantado eso... Quizá volvió porque no se escapó sino que ella lo había dejado marchar...
ResponderEliminarBesines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.